Puede ser superstición simplemente tener mucha fé. Pero para muchas personas los amuletos son algo sagrado que les traen suerte ayudan en las situaciones que más se necesitan. Estas pequeñas piedras mágicas transmiten distintas energías según sus cualidades, pues durante miles de años han recibido energías de la Tierra, absorbiendo sus buenas vibraciones que se convierten para nosotros en compañeras de nuestra vida cotidiana.
Los caballos, cuya finalidad primordial en el mundo antiguo era la carrera la guerra, tenían una fuerte vinculación con las divinidades y sus carreras en el circo se dedicaban a los cultos de diferentes dioses por lo que eran objeto de protección contra el mal de ojo, ya que se veían también expuestos a la envidia por sus triunfos y acostumbraban a llevar entre sus herrajes y adornos amuletos que les protegieran sobre los conjuros que se grababan en las tablas de execración y que pedían su fracaso e incluso su muerte, además de servir como talismán para su éxito.
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Las rocas ígneas también son muy poderosas para los yorubas, quienes creen que son el resultado del relámpago y del rayo. Estas rocas varían en tamaño y forma y se creen que son la propiedad del Chango, el dios del rayo. Se dice que ahuyentan el mal y atraen la buena suerte y la buena salud. Los yorubas les dan el nombre de Odduaras y las utilizan en diversos amuletos y sortilegios mágicos. Dichas rocas son muy populares en Africa y en América Latina.
Plinio vocifera que el Amuletum Amoris expone a los amuletos como una suerte de daga espiritual, de cuchillo que horada la personalidad del otro, permitiendo que ideas ajenas y extrañas penetren en su mente, dando como resultado que alguien ame a quien no tenía intenciones de amar. Lord Byron , por su parte, elude cualquier juicio de valor sobre los amuletos, y declara que su efectividad queda probada en la incontable cantidad de idiotas que consiguen esposa.
Los amuletos gnósticos estaban hechos de diversas clases de piedras semipreciosas tales como hematitas, jaspe verde, carnelia, ónix, lapiz-lázuli, obsidio y calcedomia roja. Se creía que algunas de estas piedras estaban bajo la influencia de varios planetas y por lo tanto eran capaces de darle a su propietario sabiduría, riqueza, amor, fortaleza y conocimiento. Los amuletos variaban en tamaño y forma, siendo algunos triángulares, cuadrados, ovalados redondos. Su longitud variaba entre media y tres pulgadas.
El libro de los amuletos y talismanes mágicos (Le Livre des amulettes et talismans) es un libro del investigador y medievalista francés Claude Lecouteux —autor de: El libro de los grimorios (Le Livre des grimoires), Historia de los espíritus del hogar (La maison et ses génies), Brujas, hombres lobos, hadas y dobles astrales en la Edad Media (Fées, Sorcières et Loups-garous), La casa embrujada: historias de poltergeist (La Maison hantée: Histoires de poltergeists), La historia de los vampiros: autopsia de un mito (Histoire des vampires: Autopsie d'un mythe), El regreso de los muertos: fantasmas, ancestros y el velo transparente de la mente pagana (Fantômes et Revenants au Moyen Age), Pequeño diccionario de mitología germánica (Dictionnaire de mythologie germanique), Diccionario de piedras mágicas y medicinales (Dictionnaire des pierres magiques et médicinales), Encantamientos, conjuros y bendiciones (Charmes, conjurations et bénédictions)—, publicado en 2004.
Los amuletos siempre se han relacionado, con ser el gran protector de la vida, contra las enfermedades, mal de ojos, para llamar a la suerte y al amor e incluso para proteger de las picaduras mortales como por ejemplo; serpientes, escorpiones, etc…, los egipcios llevaban siempre para los partos, amuletos con forma de animales, la hembra del hipopótamo, Thueris” era una Diosa primitiva, muy a menudo se representaba en un amuleto de color azul (porcelana azul vidriada), estos primeros amuletos se reemplazaron por grandes estatuas de Thueris, con cabeza de hipopótamo, cola de cocodrilo y vientre hinchado, (barriga de embarazada).
Al igual que los griegos, de los que heredaron esta mentalidad, los antiguos romanos buscaban algún tipo de protección ayuda para prevenir causar el mal. Costumbres y ritos más menos complejos que les aportaban seguridad frente a los innumerables peligros que aguardan en la existencia. En este sentido protector, los amuletos cumplían su función.
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